«Formoso» El Papa que fue exhumado para llevarlo a «Juicio»
«Formosus» fue condenado después de su muerte
Fúe el representante del Vaticano número 111, líder de la iglesia católica del año 891 a 986, nació en 816 en Roma, Italia y falleció el 4 de abril de 896 a los 80 años, pero su mandato estuvo lleno de polémica política iniciada en Constantinopla.
Como era de esperarse el vínculo que tenía la iglesia con el sistema monárquico era absoluto, de tal manera que no habría dominios políticos sin la intervención de un eclesiástico. Y este fue el caso de Formoso quien desde el inicio de su consagración fué enviado a Francia en el año 869 encargado de convencer a «Carlos Calvo» de aceptar la corona imperial.
En 877 apoyó la coronación de «Arnulfo» como Rey de Italia enfrentándose a Juan VIII quien apoyaba al monarca «Carlos Calvo» esto le valió a Formoso la «excomunión» siendo así, expulsado de su dioscesis.
La crítica de Formoso hacia las desiciones políticas de Juan VIII fueron contundentes y desleables, agregadas a otros elementos no partidarios de sus ideas que lo llevaron a la ruina después de varios disturbios. Pronto Formoso huyó de Roma y con ello ratificó las opiniones que se tenían en su contra.
Fornoso «El Papa»
La vida y suerte de Formoso da un vuelco y la excomunión le sería levantada en 883, al acceder al papado Marino I, siendo restituido en su sede de Portus.
Tras los pontificados de Marino I (882-884), de Adriano III (884-885) y de Esteban V (885-891), Formoso fue elegido papa por unanimidad en 891.
Traición
El pontificado de Formoso se envuelve nuevamente en presiones políticas luego de que el Emperador Guido III de Spoleto lo forzara a impulsar a su hijo Lamberto Spoleto como emperador sucesor y para el año 894 tras la muerte de Guido III, Lamberto es coronado en Rávena, al mismo tiempo, el Papa Formoso inicia contacto con el rey alemán Arnulfo de Carintia y lo convence de liberar al reino de la familia de Spoleto avanzando sobre Roma para llegar al reino en Italia.
Arnulfo atravesó los Alpes y asaltó Roma en febrero de 896, expulsó a Lamberto y fue nombrado nuevo emperador por Formoso en el atrio de la «Antigua Basílica de San Pedro» Poco después, el 4 de abril de 896, El Papa Formoso falleció.
Formoso realizó labores para el embellecimiento de la Basílica de San Pedro con algunos mosaicos que duraron hasta la demolición que mandó hacer Paulo V de la parte inferior de aquel edificio. Durante su pontificado expuso una pintura en una pequeña iglesia que representaba a Cristo entre los santos Pedro y Pablo, Lorenzo e Hipólito, a los pies de los cuales se veía, en un lado un príncipe bárbaro, y en el otro a Formoso.
Aquel personaje probablemente representaba a Bogoris, rey de Bulgaria y era un recuerdo de la misión hecha por el papa en aquellas regiones. En la pintura, descubierta en 1869, hoy desaparecida, ya no se podía distinguir la figura, pero sí el nombre de Formoso
El Papa Formoso de 891 a 986
Exhuman cadáver de Formosus para llevarlo a juicio
El llamado «Concilio cadavérico o Sínodo del cadáver»
El mismo año de la muerte de Formoso, subió al trono pontificio Bonifacio VI, con el apoyo de Lamberto Spoleto quien recuperó el control de Roma debido a que el rey Arnulfo de Corintia había caído enfermo y esto lo obligó a alejarse del trono y de la península italiana.
El Papa Bonifacio VI falleció al poco tiempo de su pontificado, su sucesor fué Esteban VI, durante ese tiempo Lamberto, junto a su madre Ageltruda reivindicaron sus acciones políticas e impulsaron la realización de un juicio contra el papa difunto, por no haber apoyado a la familia Spoleto
En el año 897 a nueve meses de la muerte de El Papa Formoso, su cadáver fue exhumado para ser llevado a juicio por el nuevo Papa Esteban VI, durante el «Sínodo del cadáver» fue revestido con los ornamentos papales y se le sentó en un trono para que «escuchara» los cargos en su contra, el rey Lamberto Spoleto presionó al nuevo Papa a realizar dicho acto, después de la traición de Formoso durante el asalto en Roma por el rey Arnulfo de Carintia.
El Papa Formoso fue encontrado culpable, se declaró inválida su elección como papa y se anularon todas los actos y ordenaciones de su papado, se despojó el cadáver de sus vestiduras, se le arrancaron de la mano los tres dedos con que impartía las bendiciones papales y sus restos fueron depositados en un lugar secreto, donde permanecieron varios meses.
Durante la entronización del Papa Teodoro II (cuyo pontificado tan solo duró veinte días) la rehabilitación de Formoso se había iniciado, sus restos fueron restituidos a la Antigua Basílica de San Pedro.
Posteriormente, El papa Juan IX, convocó dos concilios, uno en Rávena y otro en Roma, en los cuales se promulgó que toda acusación en tribunales sobre una persona muerta fuese prohibida. Sin embargo, el papa Sergio III al acceder el trono en el 904, anuló tanto los concilios convocados por Juan IX y Teodoro II e inició un segundo juicio contra el cadáver hallándolo nuevamente culpable.
Los restos de Formoso fueron arrojados entonces al Tíber para que «desapareciesen de la faz de la tierra», pero según la leyenda se enredaron en las redes de un pescador, que lo extrajo de las aguas y lo escondió. Finalizado el pontificado de Sergio III, los restos fueron depositados en el Vaticano donde yacen hasta el día de hoy.
En 1464 el cardenal Pietro Barbo, al ser elegido papa, tuvo que ser disuadido de llevar el nombre de Formoso II, para en su lugar llevar el de Paulo II
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