El Código Voinch

El Manuscrito de Voynich.
Es un libro que desde 1912 ha pasado por décadas continuas, sin ser descifrado por criptógrafos especialistas, aficionados desde la primera guerra mundial, americanos, ingleses, rusos, cualquier cantidad de personas que han tratado de accesar a este manuscrito de Voynich que podría el Grial de la salud. Ellos le han llamado el Grial de la criptografía porque hasta hoy, nadie ha podido traducirlo ni descifrarlo, vamos a irnos a un momento, en el que tú ves microorganismos dibujados en hojas, pero tal vez ves figuras como un reguilete que bien podría describir un ciclo con intervalos escritos en idiomas extraños, emulando ciertos copos que están injertados en la tierra un tipo de de raíces o algas marinas posiblemente.
Obtiene el titulo por el nombre de Wilfred Voynich que adquirió este material en 1912 en el mercado negro, mucho tiempo se creyó que este libro era una invención pero con el tiempo empezó a cobrar fuerza, en el año 1555 Rodolfo II, el emperador, trató de tenerlo en sus manos llamó muchísimo su atención y él se encargó de intercalar todas estas hojas de papiro o pergamino una por una en el orden que más creía él posible para la elaboración o la lectura de este manuscrito pero nunca pudo con él ya que contiene ilustraciones, de orígen desconocido, su contenido aparenta no tener explicación.
Wilfred Voynich reconoció que el autor fue totalmente anónimo al tener este material en sus manos, la dotación por carbono ha determinado que el pergamino en el cual está escrito está fabricado en 1404 o tal vez hasta 1438, es decir, que una persona se pudo haber tardado más de 10 años en hacer estos gráficos ilustrativos, hay que recordar que en esa época no se podía dibujar de manera precisa esos genios locos de nuestros ancestros buscaban la forma de comunicarse a través del carbón, con piedra, con sangre, con lo que estuviera a sus manos, en su alcance, en pergamino, papiro, en tela, en lo que fuera.
Los pergaminos o papiros son aproximadamente 240 páginas y todas son de diferentes
tamaños porque no se tenían los elementos para crear un escrito uniforme, este código como se le ha reconocido en la historia, puebla la mayoría de las páginas incluyendo plantas, hierbas, contenedores de tipo farmacéutico, diagramas astronómicos, tal vez zodiacales y extraños sistemas de tuberías y bañeras, todo ilustrado con figuras féminas.
Como cuando tienes la necesidad de seguir escribiendo y de pronto lo haces en una esquina de la misma página o en la otra esquina y lo puedes hacer de forma horizontal luego vertical, de abajo, arriba, en la forma trasera, tachas, enmiendas, eso es exactamente lo que
está haciendo este hombre el autor, aparentemente por ahí en algún rincón de Italia, en el siglo XIV.
Wilfred Warnick estudió por muchísimos años este material, así como criptógrafos profesionales, lingüistas, aficionados, incluidos descifradores de códigos estadounidenses y británicos de la Primera y Segunda Guerra Mundial, desarrollaron hipótesis sugeridas que abarcan desde un idioma o dialecto desconocido para llegar de nueva cuenta a la especulación, nunca hubo algo descifrable.
Este manuscrito que lleva el nombre de Wilfred Warnick es un códice de 225 por 160 centímetros, bastante grande, 5 centímetros de grosor, la portada, hecha a pergamino de piel de cabra y data del siglo XIV.
En el siglo XVIII, fue ligeramente retocado por los jesuitas del colegio romano el manuscrito actualmente consta de 102 fotografías en donde podemos ver signos extraños
que aluden tal vez un poco al hebreo, pero los hebreos no lo reconocen, la imagen para ver las marcas estiramiento arroja imágenes más insólitas.

Al Manuscrito de Voinich se dice, le faltan 14 folios porque la gente que ha
tenido en sus manos la posibilidad de accesar a este material de Wilfred Voinich se ha quedado con ellos a pesar de ser un material único.
La muerte de Wilfred Voinich hizo que despertara más el interés por el manuscrito. Voinich
nació el 31 de octubre de 1865 en Lituania, se había convertido en un anticuario comerciante de libros después de dejar atrás su pasado revolucionario, fue un exiliado ruso, publicando catálogos desde 1898, tuvo una librería en Londres, que fue cuando se adjudicó este escrito que él mismo lo proclamó como un libro raro.
Voinich falleció en 1930 y aproximadamente un año después su esposa Ethel lleva fotografías del manuscrito a Henry Heibernat, profesor de la Universidad Católica de Washington, tanto él como su asistente Theodore Peterson se sintieron intrigados por este ejemplar que fue revendido por aproximadamente una suma de 24.500 dólares,
Después de que en la biblioteca de Folger de Shakespeare en Washington hubieran tantos intentos de sus coleccionistas de quedarse con el enigmático libro propiedad de Voinich,
finalmente en 2015, la Editorial Española Siloe, con Cedemburgo, fue elegida por la
Universidad de Yale para quedarse con el extraño material, el grial de la criptografía.
Lo inexplicable es lo que el autor original haya visto o pensado para dibujar en 1404 con tanto énfasis siluetas féminas sobre la herbolaria de entonces, algas marinas, y otro tipo de botánica, podrían estas siluetas emular la vida misma, en teoría es imposible decifrar el mensaje de un escritor anónimo del que ni el propio Wilfred Voinich tuvo acceso a pesar de haber tenido por muchos años el pergamino en sus manos.